martes, 24 de enero de 2012

El discurso en el grafitti de Banksy

por: Luis Alanís Téllez


Hoy en día se habla de la entrada de una nueva etapa, continuación de la posmodernidad, en  que reina el individualismo, el hedonismo y el consumo masificado de la moda.
            Gilles Lipovetsky le llama la tercera era del consumo, la hipermodernidad. Se refleja a nivel mundial en el terrorismo, las catástrofes, la lógica neoliberal y sus efectos sobre el empleo; a nivel local, la contaminación urbana, la violencia de los barrios periféricos; a nivel personal, todo lo que debilita el equilibrio corporal y psíquico. Resulta un mundo obsesionado por la técnica y el éxito; donde la voluntad otrora animaba al progreso a aliviar a la humanidad del sufrimiento, hoy es voluntad de poder sin más fin que su propio imperio sobre las personas, las cosas y los recursos, con una técnica sin finalidad humana y despojada de valores. Sin duda los trazos de un neonihilismo.
           Por otra parte -menciona Lipovetsky- hay valores que en esta etapa escapan a la lógica del consumo. Se cultivan marcando la conducta del individuo narcisista, como la preocupación por la homogeneidad de los derechos humanos, por la verdad y la transparencia, la salud en las relaciones personales y con las instituciones. Podría decirse que es la etapa de la decadencia, y por consiguiente la que requiere una novedosa organización social.Ese mundo aún está por plantearse, por describirse. Para eso está el Arte.
           Una imágen es contundente: la del cuadro "puente japonés" que ha sido emblema moderno de la contemplación y la reflexiva serenidad que Monet plasmó en los ultimos años de vida, ahora intervenida, tiene en el interior del estanque carritos de supermercado y un cono vial, generando un discurso aberrante: toda esa técnica y esfuerzo por generar riquezas en las sociedades de consumo convierten los lugares idílicos en rios de aguas negras, depositarios de residuos industriales y  estanques anegados por las ciudades que no encuentran donde colocar sus deperdicios.

          Otra escena impactante es la de una granja en que un gallo cuida a unos "nuggets" recien eclosionados, obra presentada en el museo de Bristol, lo más aterrador es que los pollitos-nuggets tienen movimiento. Hay cierto paralelismo entre esto y la película Koyaanisqatsi de Godfrey Reggio que sobre la música de Philip Glass presenta la vertiginosa manera en que la vida animal y humana entran en el engranaje de la industria.


           La desconocida identidad de un artista, que firma sus obras con el seudónimo de Bansky, sacude las costumbres y las lógicas de la sociedad contemporánea, desde las paredes de grandes ciudades, hasta muros fronterizos y poblaciones en guerra. Es irreverente, irónico y sorprendente. En su universo iconográfico cuestiona la condición ética de nuestro estilo de vida, hace un tratamiento mordaz  en sus temas; actividades humanas simples como la obtención del alimento, la diversión, el juego, las hace aparecer de manera inquietante cuando junta dos referentes antagónicos. Por ejemplo presenta a los hombres de las cavernas frente a unas carritos de supermercado en lugar de un mamut, o sosteniendo una charola con hamburguesa, papas y refresco. Interviene las calles como preguntando ¿dónde quedó la intención de ser feliz? cuando las lineas amarillas de advertencia vial, que contienen el discurso "no se estacione aquí o será multado" las convierte al final en una flor; o al representar a una niña en columpio colgando de las letras "park" en un espacio destinado a estacionamiento.

          Banksy es un graffitero  que inició su actividad a finales de los 80 en la ciudad inglesa de Bristol, como parte de un pequeño grupo conocido como DryBreadZCrew. Pero fue hasta el periodo de 1992-1994 que su obra empezó a adquirir personalidad propia. Fue en aquellos años que comenzó a usar el stencil como técnica principal, debido a la rapidez con que se puede imprimir una imagen usando este método (los ingleses penalizan con dureza a los graffiteros).
          Sus imágenes tienen un enorme poder visual y una gran creatividad, que no se limita al uso de superficies planas para hacer pintas bidimensionales, sino que juega con diferentes elementos del entorno para construir un lenguaje más elaborado y lúdico. Muchas de sus obras presentan una crítica explícita a los sistemas dominantes de nuestra sociedad moderna. Banksy critica el consumismo, la guerra, la violencia, la catástrofe ecológica o la amenaza que representan las armas de destrucción masiva. Con un tono irónico, los mensajes de Banksy resultan un choque contra el pensamiento conformista de las sociedades modernas.Muchos de sus graffitis son una distorsión social, una transvalorización o una transposición de situaciones contradictorias en nuestra sociedad: Mickey Mouse y Ronald Mac´Donald flanquean a una niña recientemente rociada por napalm, o un grupo de policías antimotines cortan flores mientras bailan en un prado.
             A manera de manifiesto, Banksy relata en su página web un episodio tomado del diario del teniente Mervin Willett Gonin, uno de los primeros británicos en liberar el campo de concentración nazi Bergen-Belsen, en la Segunda Guerra Mundial. En una ocasión, de la manera más bizarra y surrealista, les llevaron un cargamento de lápiz labial:
             “No era en absoluto lo que nosotros queríamos: gritábamos por cientos y miles de otras cosas y no sé quién pudo haber pedido lápiz labial. Me encantaría poder descubrir quién lo hizo, porque fue la acción de un genio, pura lucidez sin adulterar. Creo que nada hizo más por esos internos que el pintalabios. Las mujeres se veían acostadas en la cama sin sábanas ni camisón, pero con labios en rojo escarlata, uno las veía dando vueltas por ahí con nada excepto una manta sobre sus hombros, pero con labios en rojo escarlata. Vi una mujer muerta en la mesa post mortem, aferrando con su mano un lápiz de labios. Al fin alguien había hecho algo para hacerlos individuos de nuevo, ahora eran alguien, ya no meramente un número tatuado en el brazo. Al fin podían interesarse genuinamente en su aspecto. Ese pintalabios empezó a devolverles su humanidad”.
            Con este mensaje, Banksy nos declara su objetivo primordial: devolvernos la humanidad. Darle a los habitantes de las grandes ciudades ese lápiz labial que les haga recordar que siguen siendo humanos, y no sólo números tatuados en un código de barras.En alguna ocasión Banksy visitó México. Fue a Chiapas a un encuentro con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Aunque ese viaje no fue muy publicitado, Banksy dejó algunas pintas en las zonas de influencia zapatista y diseñó algunas playeras que fueron vendidas para el apoyo de esta causa rebelde. 
           Y ahora, sin más preámbulos, los dejamos con el discurso deslumbrante de Banksy:












           
             Si quieres saber más sobre la obra y la personalidad de este personaje, te compartimos el siguiente enlace. Se trata de un documental, de hora y media de duración aproximada, que nos ilustra más sobre el discurso artístico (o sea el rollo, el choro o la propuesta intelectual), que Banksy  propone:

(Exit trouhgt the gift shop)

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